Entra dentro de las obligaciones de los padres el salir con su bebé «a que le de el aire», porque saben por “instinto cavernícola del cuidado de sus crías” o porque hay una abuela que dice «a este niño le tiene que dar el aire», que el sol es necesario para su desarrollo.
Instinto aparte debemos saber que la vitamina D se conoce como la “vitamina del sol” y es diferente a todas las demás porque su efecto se extiende por todo el cuerpo. También es la única que los humanos fabricamos por nosotros mismos después de una exposición a los rayos ultravioletas. Una persona de piel clara pude llegar a generar de 10.000 a 20.000 unidades de vitamina D en un día soleado. También se sabe que es un nutriente vital e imprescindible para la correcta absorción del calcio, a la vez que permite su depósito en los huesos y la regulación de los niveles de este mineral en la sangre.
¿Entonces como hemos pasado de un extremo a otro? Es correcto que los rayos ultravioletas son los causantes del cáncer cutáneo y ese motivo debemos tomar las debidas precauciones pero también es cierto que como nutriente lo necesitamos. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud):
- Limitar el tiempo que se pasa bajo el sol de mediodía.
- Preferir la sombra.
- Usar prendas protectoras, como un sombrero de ala ancha para proteger los ojos, el rostro y el cuello.
- Usar gafas de sol cerradas a los lados que den una protección de 99% a 100% contra las radiaciones ultravioleta A y B.
- En las zonas de la piel que no estén cubiertas por la ropa, untar abundantemente y renovar con frecuencia un filtro solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) de 30+.
- Proteger a los bebés y los niños pequeños: siempre se debe mantener a los niños a la sombra.
Como en todo, el exceso es malo y tal vez en este caso solo nos llegue la información de los que nos alertan del peligro y no nos llegue la que nos informa de sus beneficios.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) alerta de un posible riesgo de déficit de vitamina D en las personas que salen poco de casa, llevan ropa que cubre toda su piel o pasean tapados por el plástico del carrito (personas mayores y bebés), tienen por tener una piel oscura y por usar siempre filtros solares. Nuestra Comisión Europea nos dice que exposiciones cortas de 15 minutos a la luz del sol varias veces por semana son suficientes para garantizar la fabricación adecuada de vitamina D y evitan las quemaduras en la edad infantil.
Desde aquí y pensando en la infancia os pedimos una reflexión, ¿a qué edad hemos dejado de ponernos como tarea que “les de el aire”? ¿y nosotros que solo vamos de la oficina a casa y de casa a la oficina en coche?
Por favor, debemos dejar de repetir que el sol es malo, se deben tomar precauciones pero el sol es necesario para todos y en todas las edades, no caducan sus beneficios, no hay una edad en la que dejemos de necesitar la Vitamina D.
y sobre todo debemos formar a nuestros hijos explicando porqué es importante “que les de el aire” aunque sea 15 minutos varios días a la semana.
Propuestas prácticas: Siempre hay un parque cerca. Podemos aprovechar ese tiempo para hablar si es que no encuentran con quien jugar. Un adolescente puede comunicarse con sus amigos chateando desde un banco del parque, también puede leer un libro o no hacer nada. También podemos adelantar la fecha del pantalón corto, llevando calcetines no cogeremos frio o subirnos las mangas de la camisa, etc.
¿Qué haces en casa? Necesitas tu dosis de Vitamina D….¡ponte un gorro y vamos a que nos de el aire!
(Sigue las recomendaciones siempre de un especialista y toma las medidas adecuadas para protegerte)