Ayer mi sobrina de 6 años se acercó a mi madre y le enseñó un dibujo del cole, se había pintado a sí misma y la boca era un trazo que iba de oreja a oreja. La abuela empezó a preguntar y esto qué es, uf esa boca tienes que mejorarla…esta niña no tiene ningún sentido de los colores….
Según afirma Sheryl Sanberg (Directora de operaciones de Facebook) en base a un estudio, las mujeres solo optan a una promoción en su trabajo cuando creen que cumplen el 100% de los requisitos, mientas que los hombres lo consideran con el 60%, asumiendo que el 40% restante lo irán adquiriendo con la práctica.
La lectura de esta información me hizo recordar el dialogo escrito por Jane Austin en Orgullo y prejuicio entre Elizabeth, Darcy y Bingley.
Me asombra – dijo Bingley – que las jóvenes tengan tanta paciencia para aprender tanto, y lleguen a ser tan perfectas como lo son todas.
-¡Todas las jóvenes perfectas! Mi querido Charles, ¿qué dices?
– Si, todas. Todas pintan, forran biombos y hacen bolsitas de malla. ……y no he oído hablar de una damita por primera vez sin que se me informara de que era perfecta.
– Tu lista de lo que abarcan comúnmente esas perfecciones – dijo Darcy- tiene mucho de verdad. El adjetivo se aplica a mujeres cuyos conocimientos no son otros que hacer bolsos de malla o forrar biombos. Pero disto mucho de estar de acuerdo contigo en lo que se refiere a tu estimación de las damas en general. De todas las que he conocido, no puedo alardear de conocer a más que a una media docena que sean realmente perfectas.
-Entonces-observó Elizabeth- debe ser que su concepto de la mujer perfecta es muy exigente.
–Si, es muy exigente.
–Debe poseer todo esto – agregó Darcy-, y a ello hay que añadir algo más sustancial al desarrollo de su inteligencia por medio de abundantes lecturas.
Leer, hemos leído un montón a lo largo de los dos siglos que separan estas dos referencias, y en gran parte gracias a esas lecturas, el papel de la mujer en la sociedad ha cambiado drásticamente, votamos, hemos accedido a la universidad, optado a trabajos impensables hace apenas 50 años, e incluso llegado a la presidencia de algún país. Si, nuestro papel en la sociedad ha cambiado, pero la cifra de mujeres que alcanzan puestos relevantes, no responde al número que están preparadas para hacerlo.
¿Qué nos impide aceptar esa promoción como hacen los hombres? Se me ocurren algunos motivos:
- Miedo al fracaso. Y si no lo hago bien. Y si me rechazan. Y si descubren que no soy tan buena.
- Resignación. Bajamos los brazos en una batalla que creemos perdida porque pensamos que no merece la pena ya que nuestra carrera profesional tiene marcado un tope desde el momento en que decidamos tener hijos.
- Y por qué no también, miedo al éxito. En la última versión cinematrográfica creo que es Bingley el que dice que una mujer así de perfecta daría miedo.
Dice Sheryl Sanberg que en las oficinas de Facebook hay un cartel que pone, “MEJOR HECHO QUE PERFECTO”.
Pd. Cuando nos sentamos a comer con mi madre, me quedé mirando el plato y le dije: Mamá, cómo se nota que llevas un montón de años guisando, cada vez lo haces mejor, cuando llegues a los 90 te van a dar una estrella. Seguro que si animas a tu nieta a pintar, con la práctica será tan buena pintora como tú, cocinera.